Un logotipo puede ser muchas cosas: una obra de arte, un símbolo enigmático que encierra inescrutabes significados sólo descifrables por mentes privilegiadas, incluso algo absurdo que se le ocurrió a un señor que emprendió el negocio en cuestión hace 150 años.
Para mi ha de cumplir unas pocas funciones básicas: identificar, gustar y dar valor a aquello para lo que ha sido creado. Todo lo demás es accesorio.